A partir de julio, el aeropuerto pondrá en marcha acciones para ayudar en el movimiento de individuos con discapacidades tanto evidentes como no evidentes, lo que beneficiará a aproximadamente 5 millones de viajeros anualmente.
Viajar puede resultar una situación complicada para cualquier individuo, pero se torna aún más difícil para aquellos que tienen algún tipo de discapacidad. Con la finalidad de asistir a este grupo, el aeropuerto José Joaquín de Olmedo en Guayaquil ha modificado sus instalaciones y pronto se integrará oficialmente al programa Sunflower a nivel internacional, con la meta de ser la primera terminal en Ecuador en unirse a esta propuesta.
Entre las adaptaciones ya implementadas se incluyen señalizaciones en braille, superficies táctiles en el suelo, pantallas que cuentan con intérpretes de lenguaje de señas, así como un espacio dedicado a juegos sensoriales para niños en el espectro autista.
Víctor Coello, un viajero con discapacidad visual, celebró los progresos: “Gracias a las señalizaciones, podemos movernos hacia nuestro destino. Si necesitamos bajar unas escaleras o usar el ascensor, ya sabemos cómo hacerlo porque está indicado en braille”.
Karen Andaluz, madre de un niño de tres años, también destacó los espacios accesibles: “Me resulta muy interesante. Mi hijo tiene mucha energía, y el área de juegos me permitió mantenerlo ocupado mientras desayunaba”.
Uno de los cambios más importantes será la puesta en marcha del programa Sunflower, una iniciativa que han adoptado más de 300 aeropuertos en 30 naciones. Con un cordón de girasoles, el personal reconocerá a pasajeros que tengan discapacidades no visibles como autismo, demencia, o discapacidades auditivas e intelectuales.
Helen González, del departamento de atención al cliente de TAGSA, informó que los viajeros que lleven este distintivo deberán completar un formulario para detallar sus necesidades básicas. “De esta forma, podremos ofrecerles la ayuda necesaria durante su experiencia en la terminal”, dijo.
Para asegurar un servicio eficaz, 300 trabajadores han recibido capacitación, y el programa estará en pleno funcionamiento a partir de julio. Además, el aeropuerto reafirma su compromiso con la inclusión al incorporar personal con discapacidad en su equipo. Según Ana Rolong Reyes, coordinadora de servicios generales de TAGSA, en la actualidad están empleadas 19 personas con diversas discapacidades, principalmente auditivas.
Con estas iniciativas, el aeropuerto de Guayaquil aspira a convertirse en un lugar verdaderamente accesible e inclusivo, estimando beneficiar a cerca de 5 millones de pasajeros anualmente.
FUENTE: ecuavisa