Víctor Ordóñez, jefe de la policía en la Zona 8, comentó que las organizaciones delictivas disponen de diferentes grupos que poseen sus propios líderes. Cuando se arresta a los jefes, emergen otros y se producen conflictos internos.
Las muertes violentas han aumentado drásticamente debido a las peleas internas entre los grupos de criminalidad organizada, señala Víctor Ordóñez, jefe de la policía de la Zona 8, que abarca Guayaquil, Durán y Samborondón.
“Hay luchas por controlar las áreas donde se produce microtráfico; se dividen entre sí y forman alianzas con otros grupos delictivos, incluso traicionándose unos a otros, lo que incrementa la violencia”, comentó el coronel a la agencia EFE, quien hace un mes tomó el mando de la zona más peligrosa de Ecuador con el fin de disminuir las preocupantes estadísticas.
Hasta finales de mayo, en la Zona 8, se reportaron 1,585 homicidios, un aumento del 78% en comparación con el mismo periodo del año anterior (891), de acuerdo con datos oficiales.
«En la mayoría de estos casos, las víctimas tienen antecedentes», comentó el coronel, aunque reconoció que también hay «víctimas colaterales», ya que al intentar asesinar a otras personas, los agresores llegan al lugar y «disparan a ciegas» contra todos los presentes.
La mayoría de estos crímenes se concentran en cinco de los doce distritos de la Zona 8: Nueva Prosperina, Pascuales, Portete y Sur, en Guayaquil, así como en Durán, un cantón frecuentemente utilizado por grupos delictivos como punto de almacenamiento de cocaína, por su acceso directo a los puertos a través del río que conecta ambos municipios.
No obstante, de los doce distritos, nueve han sido «priorizados» debido al nivel de violencia, abarcando la mayoría de las áreas de Guayaquil y Durán. En estos lugares, la Policía ha detectado «polígonos» donde operan las bandas, y es allí donde están aumentando los operativos.
El surgimiento de nuevos líderes en bandas, causa de más asesinatos
Según la Ley de Solidaridad Nacional, que tiene como objetivo enfrentar a los grupos delictivos que fueron considerados terroristas durante el conflicto armado interno que comenzó en 2024, existen al menos once organizaciones criminales distintas, entre las que se encuentran Los Tiguerones, Los Choneros, Los Lobos, Águilas y Latin Kings.
Estos grupos, afirmó Ordóñez, cuentan con un dirigente, pero «se dividen». «Tienen células que se distribuyen por áreas y cada una de ellas también posee sus propios líderes», añadió.
«Cuando la Policía detiene a uno de los líderes, aparece otro y esto provoca una competencia entre ellos, generando enfrentamientos entre las mismas bandas criminales. Eso es lo que origina la violencia. Estas organizaciones no tienen una estructura jerárquica, sino que cuentan con varios líderes y diferentes núcleos que siguen a sus jefes», explicó Ordóñez.
Además, el jefe policial añadió que «las bandas se nutren de la economía delictiva» provocada por extorsiones y secuestros, que han aumentado, especialmente en Guayaquil y Durán en los últimos años, así como del robo de autos, el microtráfico y el tráfico de armas y explosivos que, como dijo, ingresan al país a través de una «frontera vulnerable».
«Descubrimos armas de diversas clases, como fusiles y pistolas, pero los grupos criminales continúan encontrando maneras de conseguir ese armamento para llevar a cabo sus delitos», comentó.
Ordóñez indicó que las bandas se han establecido en la Zona 8 debido a los puertos de Guayaquil, desde donde se envía una gran cantidad de droga hacia América del Norte y Europa, sin embargo, han creado sus «nichos criminales» en áreas como Nueva Prosperina o Durán, que son las más violentas del país, y donde hay asentamientos informales o donde los servicios básicos no llegan.
En estos dos distritos, la Policía ya no puede realizar patrullajes con un vehículo en el que normalmente van dos agentes, sino que debe llevar a cabo operativos móviles con más personal, a causa de la mayor presencia de estos grupos delictivos.
Ordóñez también mencionó que la área bajo su responsabilidad ha incorporado recientemente 700 agentes de policía para enfrentar el aumento de la violencia, pero para restablecer la paz es fundamental que se sume el esfuerzo de las instituciones gubernamentales y municipales.
«Cuando recuperamos un área, necesitamos que el Estado, con todos sus recursos en salud, inclusión social y educación, intervenga en esos sitios. Es esencial que esos organismos nos apoyen y no nos dejen a nosotros con las tareas que les corresponden», indicó Ordóñez.
De este modo, afirmó que ha trabajado en varios sectores de la Zona 8 desde 2003 y ha podido observar cómo los niños «han crecido en un entorno de violencia» y son los que «ahora están en las calles».
FUENTE: ECUAVISA