Por segunda vez en 27 años, el asiento 11A de un avión se convirtió en el único lugar donde la muerte no tuvo poder.
El 11 de diciembre de 1998, un Airbus A310-300 de Thai Airways que volaba de Bangkok a Surat Thani se estrelló al intentar aterrizar en medio de una fuerte tormenta. El impacto con una torre de control y un pantano acabó con la vida de 101 de las 146 personas a bordo. Entre los sobrevivientes estuvo Ruangsak Loychusak, entonces un joven actor tailandés de 20 años, quien iba sentado en el asiento 11A.
Veintisiete años después, el 12 de junio de 2025, una tragedia aérea golpeó la ciudad india de Ahmedabad. Un Boeing 787-8 Dreamliner, con destino a Londres, se precipitó a tierra apenas 30 segundos después de despegar, impactando contra una residencia estudiantil. Murieron 241 de las 242 personas a bordo. Solo un joven sobrevivió: Vishwash Kumar Ramesh, estudiante universitario, quien también estaba sentado en el asiento 11A.
Dos accidentes separados por casi tres décadas y miles de kilómetros, pero unidos por un detalle que ha causado escalofríos tanto en Asia como en el resto del mundo.
“Cuando escuché lo del accidente en India y supe que el único sobreviviente iba en el 11A, no lo podía creer. Sentí que el corazón me temblaba”, confesó Ruangsak Loychusak, hoy un conocido cantante y actor en Tailandia. “Recordé el sonido del choque, el olor del combustible, y el sabor del agua fangosa donde el avión se hundió. Estuve más de 10 años sin subirme a un avión”.
En Ahmedabad, Vishwash Kumar también lucha por comprender su propia supervivencia. “Pensé que iba a morir. Luego abrí los ojos y vi todo ardiendo a mi alrededor, pero yo estaba vivo. A veces no entiendo cómo sucedió”, declaró este fin de semana desde el hospital.
Ambos hombres sobrevivieron a catástrofes casi absolutas. Sus nombres han quedado unidos por una coincidencia que escapa a toda explicación lógica: el número de su asiento.
En Tailandia, país mayoritariamente budista, algunos ven en esta repetición una señal del karma, del destino o de la energía universal. En las redes sociales, el número 11A ya es objeto de culto y de superstición.
Pero tanto Ruangsak como Vishwash hablan con humildad. “No soy especial. Solo fui afortunado. Pero llevo una carga, y es honrar a los que murieron y seguir adelante”, dijo el tailandés.
Vidas separadas, destinos cruzados por el mismo milagro: haber estado, en el momento más oscuro, en el lugar exacto donde la vida aún se aferraba a una posibilidad. El 11A.
Dos accidentes aéreos, con 27 años de diferencia y a miles de kilómetros de distancia, comparten una coincidencia extraordinaria: en ambos casos, el único sobreviviente ocupaba el asiento 11A.
El 11 de diciembre de 1998, un Airbus A310-300 de Thai Airways se estrelló durante el aterrizaje en Surat Thani, al sur de Tailandia. De los 146 pasajeros a bordo, solo 45 sobrevivieron. Entre ellos, un joven actor tailandés llamado Ruangsak Loychusak, que viajaba en el asiento 11A.
Casi tres décadas después, el 12 de junio de 2025, un Boeing 787-8 Dreamliner se estrelló segundos después de despegar de Ahmedabad, India, rumbo a Londres. Murieron 241 personas. Solo una vivió para contarlo: Vishwash Kumar Ramesh, de 40 años, quien también iba sentado en el asiento 11A.
Ramesh, ciudadano británico de origen indio, aún se encuentra recuperándose de sus heridas en el Hospital Civil de Ahmedabad. Su asiento estaba justo detrás de una salida de emergencia, junto a la ventana izquierda. Su hermano, Ajay Kumar Ramesh, también viajaba en ese vuelo, pero no sobrevivió.
“De repente, las luces empezaron a parpadear, verdes y blancas, y luego el avión se estrelló. Cuando vi la salida, pensé que podía salir. Lo intenté y lo logré”, relató Ramesh desde su cama en una entrevista a una cadena local. “Vi a gente morir ante mis ojos: las azafatas y dos personas que tenía muy cerca”.
La historia no tardó en llamar la atención internacional, sobre todo en Asia, donde muchos recordaron la experiencia de Loychusak en Tailandia. “Cuando supe que el único sobreviviente también iba en el 11A, sentí un escalofrío. No podía creerlo”, confesó Loychusak a medios tailandeses.
En medio del asombro, los expertos insisten: no hay ningún asiento milagroso. “En este caso particular, el pasajero estaba junto a una salida de emergencia, lo cual aumentó sus probabilidades de escapar”, explicó Ron Bartsch, presidente de AvLaw Aviation Consulting, con sede en Sídney. También recordó que la ubicación del asiento 11A varía según la configuración de cada aeronave.
Aun así, el paralelismo entre ambos casos es inevitable. Dos hombres que vieron la muerte de cerca, dos vidas salvadas en circunstancias límite, y un mismo número que hoy despierta una mezcla de misterio, superstición y asombro: 11A.
El vuelo AI171 de Air India se estrelló en un barrio residencial, terminando su trayectoria en la cafetería de una facultad de Medicina, ubicada a aproximadamente 1,5 kilómetros del aeropuerto. El impacto provocó una enorme explosión.
El número de víctimas fatales ha aumentado a 279 personas, entre ellas estudiantes universitarios y trabajadores del área. Hasta la noche del domingo, solo 47 cuerpos habían sido identificados.
FUENTE: msn