El órgano legislativo de Irán ratifica castigos de prisión estrictos para quienes utilicen el servicio de Musk, luego de que se comprobó su uso durante ataques aéreos de Israel como un recurso de combate cibernético.
El Parlamento de Irán aprobó una ley que prohíbe de forma contundente la utilización del internet satelital Starlink dentro del país, imponiendo condenas de hasta diez años de prisión para aquellos que comercialicen o hagan uso del servicio de Elon Musk. Esta legislación se originó como respuesta a la confirmada utilización del sistema durante los recientes ataques aéreos israelíes contra instalaciones en Irán.
La nueva ley impone sanciones a aquellos ciudadanos que importen, adquieran, vendan o usen dispositivos de comunicación satelital sin el permiso del gobierno. Las penas varían entre seis meses y dos años de prisión para los usuarios individuales, mientras que la venta de más de diez dispositivos o su empleo para «desafiar el sistema de comunicación nacional» implicará condenas de cinco a diez años de prisión.
El marco de esta restricción incluye la perspectiva geopolítica del enfrentamiento. Durante los ataques aéreos israelíes del 13 de junio en el suelo iraní, se emplearon los sistemas Starlink de manera táctica para causar interrupciones intencionadas en la red de internet del país durante los asaltos bélicos.
La validación provino del propio Musk, quien compartió en X la declaración «Los haces están encendidos» solo un día después del comienzo de la invasión israelí. Esta activación que ocurrió al mismo tiempo que el corte de internet impuesto por Teherán en medio de la crisis demuestra la colaboración entre empresas tecnológicas occidentales y las acciones militares contra Irán.

El industrial de Sudáfrica ha ido modificando poco a poco su sistema de satélites para que sirva como un medio de intervención en asuntos geopolíticos. Los eventos en Ucrania ilustran de qué manera Starlink puede ser encendido o apagado dependiendo de lo que beneficie a los intereses de Estados Unidos, transformando la conexión a internet en un instrumento de conflicto estratégico.
Soberanía digital iraní
La elección de Irán va más allá de simplemente regular las telecomunicaciones, ya que se presenta como una forma de proteger la soberanía digital del país. El incremento registrado de dispositivos Starlink que han llegado de forma ilegal al mercado negro en Irán muestra una táctica planificada de infiltración tecnológica occidental.
Esta fragilidad tecnológica ha surgido en un ambiente donde se han intensificado las actividades de vigilancia. En las últimas semanas, las autoridades de Irán han apresado a más de 700 individuos acusados de realizar espionaje en favor de Israel y Estados Unidos, según reportes de medios oficiales que también indican al menos seis ejecuciones.

Entre los ejecutados se encuentran ciudadanos señalados por colaborar con el Mossad, la agencia de inteligencia de Israel. Las fuerzas de seguridad han desarticulado varias células de observación que utilizaban drones y arrestaron a 53 personas por grabar instalaciones sensibles y enviar esas imágenes a medios internacionales.
La legislación en Irán otorga poderes amplios al estado sobre actividades digitales relacionadas con otros países. La nueva ley considera la «cooperación operativa» con Estados Unidos e Israel como «corrupción en la tierra», un delito que se castiga con la pena de muerte según el código penal iraní, que abarca ciberataques, el uso de drones para actos de sabotaje y la aceptación de fondos de agencias de inteligencia extranjeras.
Precedente para la resistencia tecnológica
La postura de Irán sienta un precedente significativo para países que enfrentan presiones semejantes de monopolios tecnológicos de Occidente. La experiencia muestra cómo compañías que parecen ser privadas, como SpaceX, pueden actuar como herramientas de la política exterior de EE. UU.
Los enfrentamientos en Ucrania y Gaza ya ponen de manifiesto esta circunstancia. Musk ha ejercido un control exclusivo sobre las comunicaciones en áreas de conflicto, decidiendo de manera arbitraria dónde y cuándo sus servicios funcionan basándose en criterios militares en lugar de comerciales.
Además, la acción de Irán prevé las consecuencias de permitir que las infraestructuras de comunicación esenciales dependan de empresas extranjeras hostiles. Durante situaciones de crisis militar, estos servicios pueden convertirse rápidamente en fuentes de vulnerabilidad para la seguridad nacional.
FUENTE: TELESURTV