Los femicidios en Ecuador son la cicatriz de una sociedad que prefiere pasar de largo frente a una realidad que, entre 2014 y 2024, sumó, al menos, 1980 casos. ¿Qué pasa con la familia de las víctimas?
Ese panorama, como refiere la Fundación Aldea, va en aumento, en medio de las crisis que viven quienes se quedan a buscar justicia. Los efectos psicológicos y económicos se suman a la ruta.
El femicidio y las secuelas en Ecuador
Aldea refiere que el 2024 cerró con 274 femicidios. De estos, 269 ocurrieron ese año. En cambio, cinco fueron mujeres reportadas como desaparecidas en 2023 y los cuerpos fueron encontrados al año siguiente.
El delito es sancionado con 22 a 26 años, según las circunstancias de la infracción. Pueden existir agravantes.
Cada número tiene un rostro, una familia, un hijo, una madre. 79 mujeres tenían retoños y no menos de 131 niños, niñas y adolescentes quedaron en la orfandad.
Con el femicidio, las lágrimas abren paso a un camino que puede tomar años o, simplemente, no llegar a una meta: la justicia.
Para Alexa Perlaza, Anabel Campos y María Ortiz, integrantes de la Fundación Madres Coraje, la muerte de sus hijas llegó con gestiones infinitas por justicia. La organización nació en 2022 y ya suma 35 personas.
Perlaza y Campos, a su vez, asumieron el cuidado de sus nietos. El dolor y las marcas psicológicas se combinan con las tareas para suplir las necesidades diarias.
Ortiz perdió a su hija y a su nieto, quien aún se encontraba en el vientre. Ella cuenta que llora en las noches para que el resto de su familia no la vea.
Las tres han combinado sus luchas diarias con una batalla adicional: acompañar a otras madres que, como ellas, viven de cerca las secuelas del femicidio. Plantones y marchas se volvieron parte de su vida.
A la par, ellas recorren las provincias para buscar a los hijos de otras víctimas. No quedan fuera las gestiones para, al menos, regalarles un juguete o una funda con caramelos.
Tienen una meta, además de la no repetición, que haya personas que apadrinen a los pequeños. Las pueden contactar por redes sociales.
Las huellas del femicidio
En enero de este 2025, Anabel Campos logró que se concrete la extradición del autor intelectual del femicidio de su hija, desde Alemania. Pasaron cinco años para entrar en la recta final: el juzgamiento.
La audiencia estaba prevista para el 18 de febrero. Ella vive en Quito y tuvo que viajar a Guayaquil para recibir la noticia: la diligencia se trasladó para el 10 de marzo.
Al dolor de ver dilatada la justicia, la mujer enfrenta las carencias diarias, incluso, no contar con un ingreso fijo para cubrir el arriendo del lugar donde vive con su nieto y los servicios básicos.
Su sustento depende de la preparación de comidas o elaboración de manualidades.
“Un femicidio destruye familias y marca para toda la vida, en todos los aspectos”, repite la mujer. Mientras, ella recuerda que apenas hace unos días su nieto tuvo una “recaída”.
“Él solo quiere volver a ver a su madre, dice que los brazos de su madre no se parecen a los de su abuela. Afortunadamente, tuvo una contención con la psicóloga de la escuela”.
La búsqueda de justicia tras la violencia
Narcisa Mendoza, madre de Milena, busca justicia. En ese camino, en este febrero de 2025, se topó con una nueva complicación: los involucrados en la muerte de la joven piden ser liberados.
El caso se encuentra en etapa de juzgamiento. “Lo único que pido es transparencia, justicia para mi hija”.
El femicidio se dio en enero de 2024, durante una invitación de conocidos, incluyendo una amiga que llegó a Quito desde Quevedo. La madre, al no recibir noticias de Milena, llegó a la capital para poner la denuncia.
Al siguiente día, la joven fue encontrada en una quebrada, con signos de violación y sin vida.
Las secuelas del femicidio en las familias
La psicóloga Nancy Larrea explica que los niños y madres que viven esa realidad de cerca enfrentan secuelas devastadoras en el desarrollo emocional, psicológico y social.
La violencia de género, al arrebatarles de una manera “tan brutal” a una figura central de sus vidas, provoca un trauma que puede alterar las capacidades para entablar relaciones saludables.
La especialista detalla que, para los niños, la pérdida de la madre puede generar un vacío emocional, causando problemas de ansiedad, depresión, miedo y una sensación de inseguridad constante.
En el caso de las madres de las víctimas, el impacto incluye una sensación de desolación profunda, sentimientos de culpa y el duelo se intensifica por las condiciones. Pueden experimentar depresión severa, entre otras complicaciones.
Familias de víctimas de femicidio
En diciembre de 2024, Unicef y Aldea presentaron el estudio Esperando el verano: trayectorias de los niños, niñas y adolescentes víctimas de femicidio en Ecuador.
El análisis incluye a 76 familias en Ecuador con 151 a menores de edad, familiares de víctimas del delito, que en el país se tipificó en 2014. El levantamiento de la información se realizó en 2024.
El 55% no recibe atención en salud mental. Si bien los menores continúan estudiando, solo dos de cada 10 permanecieron en la misma institución educativa luego del femicidio. La mayoría cambió de casa y uno de cada 10 fue separado de sus hermanos.
El Bono de la Orfandad en Ecuador
El Bono de Orfandad es un rubro mensual destinado a niñas, niños y adolescentes por la muerte
violenta o femicidio de su madre.
El bono es administrado por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). Desde agosto de 2014, se tipificó en la normativa legal del Ecuador al femicidio.
Pero, pasaron cinco años para que, a través del Decreto 696 (marzo 2019), se establezca una reparación sobre las víctimas indirectas.
No obstante, recapitulan desde el MIES, se presentaron limitaciones:
Se daba únicamente a los casos con sentencia ejecutoriada a partir de marzo de 2019, dejando por fuera a los casos anteriores.
Por la alta carga procesal del sistema judicial, estas sentencias tardan años y los niños no podían acceder al pago del bono.
Si el femicida se suicidaba, no se podía ejecutar la sentencia, impidiendo el acceso al bono.
El bono solo se otorgaba a los casos con sentencia ejecutoriada y a aquellos en pobreza o pobreza extrema según el Registro Social.
Los pasos adicionales en el Bono de la Orfandad
En noviembre de 2020, se reformó al Decreto 696. Con este paso, además de los casos con sentencia ejecutoriada, se dio la apertura al pago del bono a los casos que se encuentran archivados por la muerte del femicida. Otro avance fue que se entrega un bono provisional desde la investigación previa del caso.
De acuerdo con el MIES, para este 2025 se proyecta que haya 662 beneficiarios del bono de orfandad. Actualmente, son 612, aunque aclaran que puede haber usuarios que ya salieron del servicio. Guayas es la provincia con mayor número de beneficiarios.
El presupuesto destinado es de 671 492,60 dólares.
Aunque, Aldea refiere que desde el 2014 son más de 1 800 afectados. Muchos de ellos, incluso, ya habrán cumplido la mayoría de edad.
El bono se calcula en función del salario básico unificado (SBU) y el primer nivel de la tabla de pensión
de alimentos. Para el 2025 se calculó, por ejemplo, que, por un hijo, el grupo familiar recibe 170 dólares.
No obstante, desde el MIES indica que es importante resaltar la ausencia de un registro específico que
contabilice el número de víctimas de muertes violentas que dejan hijos menores de 18 años.
Frente a esa situación, la institución asegura que han implementado procesos para facilitar la entrega del bono.
Fuente: El Comercio