Uleam Radio.- El atletismo ecuatoriano está de luto por la muerte de Edmundo Hidalgo, entrenador que formó a generaciones de atletas colegiales, incluidos talentos olímpicos y paralímpicos, y que dedicó décadas al desarrollo deportivo en el país. Ganó decenas de campeonatos colegiales con las ‘chivas’ del 24 de Mayo.
Edmundo Hidalgo fallece
Edmundo Hidalgo, de 80 años, fue un pilar del atletismo en Quito, especialmente en el ámbito colegial.
Desde su ingreso como profesor de Ciencias Sociales al Colegio 24 de Mayo en 1974, combinó la docencia con la formación de atletas, convirtiéndose en referente nacional. Así lo publicó EL COMERCIO en el 2010.
Durante 35 años lideró a las ‘chivas’ logrando múltiples campeonatos intercolegiales y entrenando aproximadamente a 6 000 estudiantes, de las cuales estimaba un centenar se destacaron internacionalmente.
Entre sus pupilas más reconocidas estuvieron Mercy Colorado, vicecampeona sudamericana en 800 metros; Íngrid Rosero, campeona bolivariana; y Liliana Chalá y Laura Méndez, campeonas sudamericanas.
Su metodología exigente y su disciplina incansable marcaron a cada atleta que entrenó, ganándose elogios incluso de entrenadores rivales como Homero Salazar del colegio Simón Bolívar.
Edmundo Hidalgo también fue entrenador, en sus inicios, del atleta paralímpico ecautoriano darwn Castro. Otro de sus pupilos fue el velocista olímpico Franklin Nazareno, entre otros.
Hidalgo combinaba su rutina estricta con una pasión por la enseñanza: llegaba al estadio Olímpico Atahualpa sin importar la lluvia, el sol o cualquier inconveniente.
Su compromiso con el entrenamiento se mantuvo incluso después de solicitar la jubilación del magisterio y de la Concentración Deportiva de Pichincha.
Fuera de las pistas, Hidalgo vivió sacrificios personales debido a su dedicación al deporte, incluyendo el fracaso de sus dos primeros matrimonios.
Nacido en Pujilí el 24 de septiembre de 1944, Hidalgo inició su pasión por el atletismo a los 10 años, inspirado por sus padres maestros, y se destacó como atleta en el colegio Mejía y en la Universidad Central.
Fuente: El Comercio

